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miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo III - LO QUE ENCONTRARON Y HACIA DONDE VAN: EL PLAN


Nave de suministros llegará al puerto espacial en una semana
Transplanetary Living Company confirmó que a principios de la próxima semana estaría llegando al puerto espacial de Gliese 667 Cc  la nave de la compañía con lo último de la temporada. Los últimos productos estarían exportándose al mercado planetario dentro de la misma semana. El vehículo estará unos días en mantención antes de dejar el planeta nuevamente.
Alerta del sistema. Sistema de navegación comprometido, ingresando al campo gravitacional del agujero negro. Pasando el punto de no retorno. ¿De quién fue esta maravillosa idea? ¿Cómo no previmos que esto podía pasar? Por lo demás, esto no estaba en los documentos. Quizás era una forma de prevenir que cualquier persona llegue. Una trampa. Me siento como Ackbar. Vieja referencia. Silencio. La nave atraviesa el agujero negro.

Luz. Tanta luz. Estos cuerpos atrofiados y débiles. Tanto líquido tiene mi piel completamente arrugada, se va a ver tan mal cuando salga. Que debería ser ahora. Se abre el tanque. Se toca la frente, el recuerdo del metal helado de la pistola del interrogador lo último que tenía en su cabeza, y el olor a sangre, tanta sangre. Todo fue acorde a lo planeado en todo caso. Es decir, salí con vida y sacamos lo que teníamos que sacar. Pero estos cuerpos clonados. No me puedo quejar, sigo viva y me permiten hacer tantas cosas, pero no deja de ser tremendamente incómodo despertar en un pedazo de carne como éste. Quizás debería llamarlo.

Se toca el oído para activar la interfaz del teléfono. Marca. No logré salir, así que no te preocupes, tendrás que volver a la bodega, ahí hablamos con más detalle y revisamos bien los archivos bajados. Ya no estaba más ansioso. Mierda que me asustas. Ya esperaba lo peor. ¿Pero qué es lo peor para ti? ¿Qué me maten? Pero si sabes lo que sucede si eso pasa, lo habíamos previsto. Si lo sé, aunque me preocupa que eso falle también. Está bien. Partiré y nos vemos allá. Ya llegará pronto.

El maquinista abraza a la mujer. ¿Por qué no me avisaste? Podrías haber dejado abierta la línea de comunicación. ¡O algo! Aun no se repone completamente y le cuesta mantenerse en pie. Vamos, tienes que ir al equipo de reparación física. La acuesta en una camilla y le inyecta lo que esta recomienda. Claramente la máquina estaba un poco modificada, así que habría de permitir unas mejoras al cuerpo de la joven, ya modificado por medio de implantes robóticos. Ya me siento mejor. Un poco más cómoda. ¿Volviste a modificar los nanobots? Se estira un poco. Corre y patea y golpea el aire. Sí. Unas modificaciones menores en realidad. Pero también el cuerpo viene modificado de fábrica. Los huesos más duros y una capa subcutánea que refuerza también la piel. Los músculos un poco más resistentes también. Lo demás ya depende de ti, los nanobots simplemente empujan un poco el cuerpo hacia su límite. Golpea la pared. Le dolió un poco y el metal quedó abollado. ¡Excelente!

Ahora, llegó toda la información. El maquinista se dirige a una pantalla. Tenemos lo necesario para exponer a todas las compañías y sus experimentos con sus trabajadores. Pero también hay otra cosa acá. Encontramos las coordenadas de la tierra.

Primer seminario Interempresa para discutir reformas laborales
Hoy se han reunido dirigentes de las diversas áreas de las diversas compañías en el salón de eventos del hotel Transplanetarium, perteneciente a la Transplanetary Living Company, en la colonia Kepler 22 – b. La conferencia tiene como finalidad discutir las experiencias de las áreas de las empresas con respecto a iniciativas de incremento de productividad, relacionada siempre con el clima laboral. De los organizadores: “la iniciativa busca encontrar nuevas formas de aumentar la producción sin perjudicar el clima de trabajo de los miembros de las empresas. Nuestra preocupación siempre ha estado con nuestros trabajadores y ese es un sentimiento que todos compartimos, sin importar nuestra afiliación”.

Llevaba 5 meses en mi nuevo puesto de trabajo. Siempre he sido operador de máquinas, maquinista, y ya no seré otra cosa, pero la oportunidad que me fue ofrecida fue revolucionaria, por decir lo menos. Se tiene que secar el sudor de la frente con un pañuelo ya húmedo de todo lo que transpiraba. Mis habilidades estaban, como digo, siempre asociadas a las máquinas y me he especializado en líneas de ensamblaje, pero también he trabajado en informática avanzada y en transporte. Y la oportunidad que me dieron era realmente única, aún lo es probablemente. Temblaba ya su mano derecha. Llevaba 23 horas sin una inyección de MID-05.

Refréscame la memoria. Se da vuelta la joven para poner atención a lo que el maquinista estaba diciendo. ¿Por qué vamos a robar esta información? Es decir ¿qué esperamos lograr con esto? Ella se levanta y se acerca a él, abrazándolo. Entiendo que no es fácil lo que queremos hacer, hemos conversado incansables veces sobre esto y yo también te he planteado mis dudas. Pero tenemos que exponer lo que las empresas han estado haciendo con nosotros. Se da vueltas alrededor de la bodega, paseándose en círculos, cada cual más perfecto que el anterior. Tú y yo y quién sabe cuántos más hemos sido víctimas de sus experimentos y más gente continúa desapareciendo. Tenemos que exponerlos, tenemos que hacer llegar esta información a las demás personas, a quienes están buscando a sus seres queridos. El hombre le toma la mano, en un intento de calmarla, su ansiedad desbordando. Está bien. Pero tenemos que tener claro dos cosas: 1) que no hay nada que controle a las empresas, no hay estado, no hay intendencias, organismos interplanetarios, nada más que nuestra voluntad y nuestras acciones. 2) no lo estamos haciendo solamente por los experimentos y cualquier otra violación. Lo estamos haciendo para devolverle a la gente, para tener nosotros, de vuelta nuestra vida, que en este momento está de la mano de las transplanetarias. Ella sonríe y le pega suavemente en el hombro. Hace tiempo que llevas queriendo decir eso. ¿Lo practicaste mucho? El maquinista se sienta en su silla y sonríe dándole la espalda a la mujer. Todos los días frente al espejo.

Me prometieron aumentar mi sueldo. Ese fue el primer enganche. Luego me dijeron que tendría un espacio más grande de trabajo, personalizado, además de un vehículo de la compañía. Me estaba haciendo el difícil. Desde que vi la cantidad de dinero que me ofrecían que tenía claro lo que iba a hacer.

Ahora que lo pienso, no resulta para nada extraño que hagan estas cosas como lo que hicieron conmigo. Es decir ¿quién los vigila? ¿Quién regula las empresas? No sé si eso alguna vez ha funcionado, pero al menos había algo más allá de las organizaciones, según dicen los documentos históricos. Pero ese no es nuestro caso, las transplanetarias se encuentran en cada pequeño aspecto de nuestra vida, dictando qué comer, cómo hacerlo, cómo vestir, en qué trabajar, en resumen, cómo vivir. Somos meros objetos productivos para ellos. Y pareciera ser que por eso deben esconder sus cosas turbias. Por eso deben esconder lo que pasó conmigo y con muchas personas más. Porque de otra manera se derrumbaría su fachada de libertad y elección. De otra manera corren el riesgo de perder sus creaciones. Y no pueden arriesgarse a perdernos.

Sus ojos estaban rojos ya. Lo había hecho a propósito. Ahora ambas manos tiritaban y apenas podía sostenerse en la silla. Un balde a su costado recibía su vómito. Increíble que no haya mejor forma aún de lidiar con los desechos del cuerpo. Esto es lo que me hicieron. Me inyectaron la droga diciendo que había estado aprobada. Me hicieron firmar un sinfín de papeles cediendo los derechos de mi cuerpo para que jueguen con él. No era un experimento. Era una aplicación.

Por un tiempo funcionó perfectamente. Hasta que los fines de semana donde no trabajaba estaba muy cansado, nauseabundo y con espasmos. Me encontraba irritable y desmotivado. Signos más o menos claros de drogodependencia. Pero luego me di cuenta de otras cosas. El automóvil se encendía con que sólo entrara, al igual que la interfaz holográfica portátil, o la de mi escritorio. Luego la puerta de mi casa se abría con que solo pasara. Y así funcionaban todas las máquinas a mí alrededor.

Grupo de intelectuales contratados por la TLC descarta posibilidad de viaje interplanetario
La Transplanetary Living Company, una de las más grandes transplanetarias en todo sistema humano, había convocado hace un par de semanas, con la finalidad de evaluar la viabilidad del viaje interplanetario masivo, a una mesa de trabajo de intelectuales, científicos, ingenieros sociales, etc. La mesa de trabajo ha finalizado y el resultado es “No. Dadas las actuales condiciones en los Sistemas Humanos no podemos permitir masificar el viaje espacial”. Esto principalmente luego del asalto de la nave de la TLC Orion-34 hace un tiempo atrás y los costos que implicaría el exponencial incremento en tráfico.

Oscuridad. Pura oscuridad. Aun podía escuchar los gritos, pero ya no son mis gritos, sino que los veo desde otro lado, desde afuera. Las luces ya no funcionaban y una luz roja indicaba una falla total del sistema. Calculaban tener oxígeno para unos minutos más sin el sistema de renovación y otros aspectos del soporte vital de la nave. Frío. Mucho frío. Quizás así se sentía el espacio. Quizás las máquinas nunca logran protegernos del vacío infinito. Y quizás el espacio se lleva un poco de nosotros al estar acá.

Recuerda que la nave está en el sector de mantención. Ya llegaban al puerto espacial de Gliese 667 Cc, auspiciado por TLC. Dicen que era el más grande de los sistemas humanos, pero lo dudo; probablemente digan eso en cada uno de los planetas. Necesitan bajarse los pantalones y medirse el largo del pene. Lo sé. Yo veré cómo están las cosas allá abajo y tu atento a las cámaras y lo que puedas oír. Una vez que hayamos evaluado la situación, procederemos a los planes de infiltración a la nave espacial.

Mierda. Una bala rozó su muslo. Mierda. Otra bala se deslizaba por el aire, silbando al lado de su oreja al pasar. Me siento como un puto imán de balas. Y su amigo aparentemente no tenía mucha más suerte. Mierda. También le estaban disparando como si fuera un demonio. Lograron refugiarse tras unas cajas. ¡Oh! Mira. El último modelo de interfaz portátil TLC. El maquinista, con un brillo infantil en los ojos, saca un par de la caja y los guarda en el bolsillo. La mujer lo mira y, con un suspiro condescendiente, se prepara para un contrataque. Pero el hombre la detiene de un agarrón de su chaqueta. Siéntate. Déjame hacer esto. Repentinamente los guardias dejaron de disparar y comenzaron a correr hacia ellos. Carga. Levanta la pistola y de cinco disparos cayeron cinco cuerpos al piso.

La joven se encontraba buscando la nave. Simple trabajo de reconocimiento. El maquinista la iba guiando hacia donde había menos gente o por donde era menos probable que la vieran. Estándar. Pero nadie es perfecto y el hombre se equivocó en el lado donde su compañera estaría más segura. Izquierda-derecha. Completamente estúpido de su parte. Mierda. Quédate ahí, entre los contenedores, iré de inmediato a buscarte. Claramente podía meterse sin hacer ruido ni llamar la atención, pero eso implicaba poner en peligro la vida de su compañera, sin importan cuántos clones podría tener en la bodega, por lo que entró disparando. Te demoraste. ¿Me demoré? Si hueón te demoraste. Llegó corriendo hacia donde estaba ella. Cuento a 5 personas en esta habitación. ¿Esa es la nave? Sí.

Bueno, aún sigo sin contarles específicamente que me hicieron. Me gusta contar bien las historias. En fin. Las máquinas, sea donde sea, reaccionaban de la misma manera que las máquinas donde trabajaba, sin haber tomado el MID-05. El efecto, habían dicho en un comienzo, duraría la jornada de trabajo y era virtualmente imposible que suceda otra cosa. Pero me di cuenta que algo había cambiado. Bastaba que pensara en algo para que una máquina lo hiciera. Sin necesidad de drogas ni electrodos ni nada por el estilo. La compañía me había hecho mutar.

Ya. No se demorarán mucho en llegar. Estoy bloqueando las comunicaciones y cualquier forma de vernos u oírnos, pero saben que estamos acá, me preocupé un poco de eso sin quererlo. La puerta de la nave se iba abriendo en la medida en que se dirigían hacia ella, y de la misma manera se cerró una vez que ingresaron.

Y en la oscuridad y el silencio, sus cuerpos flotaban. Y durante treinta segundos, nadie dijo nada. Treinta segundos donde habían cruzado el agujero negro y todo lo que podría haber fallado en la nave había fallado. Donde se acabaría el aire o se congelarían de frío o quién sabe qué les podría pasar. Pero en ese tiempo la luz roja se apagó y los sistemas volvieron en línea. ¡Puta! La joven cayó sobre el maquinista. Mierda mi espalda. Su compañera soltó una risa y lo ayudó a levantarse. Gracias. Dice ella. Me costó un poco lograr activar los sistemas de la nave. Tuve que entrar por la luz roja e ir de a poco estableciendo conexiones. Vas a tener que darme un tiempo. Miraron la oscuridad del espacio y vieron el abismo del agujero negro. De alguna forma un campo antigravitacional se había activado al salir, conectado a un sistema auxiliar que se encendió una vez que se desconectó el principal. Me pregunto cómo lo harán para los demás viajes. La respuesta estaba a la vuelta de la esquina, metafóricamente. En el espacio no hay esquinas.



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